Aquella noche el rey no podía.
Has mantenido abiertos mis párpados;
¿Quién es como el SEÑOR nuestro Dios, que está sentado en las alturas, que se humilla para mirarlo que hay en el cielo y en la tierra?
El actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra;
En el mar estaba tu camino, y tus sendas en las aguas inmensas, y no se conocieron tus huellas.
Pues el furor del hombre te alabará; con un residuo de furor te ceñirás.
Los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo.
Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.
No se venden dos pajarillos por un cuarto? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre. Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.
Est. 6:1 Sal. 77:4; 113:5,6 Dan. 4:35 Sal. 77:19; 76:10 II Co. 16:9 Ro. 8:28 Mt. 10:29,30
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